Reflexionar sobre mi visión de la enseñanza de español como lengua extranjera implica necesariamente echar la vista atrás y recordar mis inicios en este mundo. Como tantos otros, comencé a dar clases de ELE de forma casual; estaba a punto de terminar la carrera y sentía la necesidad de explorar las diferentes rutas que me ofrecían mis estudios. Un curso de acercamiento práctico a la enseñanza de español me abrió las puertas del camino que desde entonces recorro; un camino en el que todos los que decidimos adentrarnos debemos sortear ciertas dificultades.
Una de esas primeras dificultades que nos encontramos cuando emprendemos esta ruta es la organización de nuestras clases y el material que vamos a usar: qué actividades propongo, dónde puedo buscarlas… Mis primeros años fueron un divagar constante entre manuales y recursos web que, con más o menos éxito, me ayudaron a continuar avanzando.
Pero todos sabemos que la perfección no existe y esta máxima es aplicable también a nuestro trabajo. Un día descubres que pasas más tiempo creando tus propios materiales adaptados a las necesidades de tus estudiantes o modificando a tu antojo los que vas recopilando por el camino y es entonces cuando decides que es la hora de compartir todo ese trabajo con otros compañeros a quienes también pueden serles de utilidad. Así nació mi blog y de forma más o menos similar han aparecido en los últimos años otros sitios como RutaEle que ahora son una referencia ineludible a la hora de preparar nuestras clases.
Internet no es la panacea y no todo vale, pero es innegable que a los profesores de ELE nos ha facilitado mucho la vida. Lo que antes se limitaba a los materiales impresos publicados por editoriales especializadas ahora se ha ampliado a materiales en línea creados por profesores igualmente especializados y que de otra forma no podríamos acceder a ellos.
Pero Internet no solo ha cambiado la forma de acceder a los contenidos que llevamos a nuestras clases, también ha permitido crear redes de profesores que comparten mucho más que materiales didácticos y, poco a poco, se perfila una forma diferente de enseñanza, con metodologías adaptadas a los recursos que este medio nos brinda.
Mucho han cambiado las cosas durante mi corta pero intensa trayectoria por esta ruta. Y todavía queda mucho camino por recorrer, pero si por algo nos caracterizamos los profesores de ELE es por saber adaptarnos a los cambios que se suceden cada vez más rápido, gracias sobre todo a la formación continua y a nuestra curiosidad innata que, unida a nuestras ganas de seguir aprendiendo y mejorando, nos hace avanzar más fácilmente por esta apasionante ruta de la enseñanza de ELE.
Ricardo Torres
Enforex Málaga
El rincón del profesor de ELE
Málaga, octubre de 2014