Reseña: un profesor ajeno al equipo y con experiencia en la docencia de E/LE nos ofrece su visión sobre la enseñanza.
En esta ocasión se ocupa de la Reseña el profesor José Ramón Rodríguez, quien también participa en el libro digital Twitter en la enseñanza y aprendizaje del español, además de tener uno de los blogs de E/LE con más ideas prácticas y creativas para llevar al aula. Podéis ampliar la información sobre José Ramón accediendo a la pestaña de RutaEle web Autores:
He pensado mucho qué escribir en este espacio desde que recibí la amable invitación de los amigos de RutaELE para aparecer en esta sección por la que ya han pasado muchos colegas y compañeros: Guillermo, María, Daniel, Ricardo, entre otros. Lo primero que hice fue releer lo que estos otros profesores habían escrito y me resultó interesante descubrir que más de uno hablaba de esa búsqueda del material perfecto como quien busca el Santo Grial que, en el fondo, creo que es una búsqueda, totalmente lícita, de seguridad, en esos primeros pasos en la docencia. En mi caso, creo que lo que me angustiaba era el tiempo… quedarme corto. Era un sueño (pesadilla, más bien) recurrente: se me acababan las actividades pero no la clase…
En estas semanas de reflexión sobre lo que quería contar en estas líneas me parece haber llegado a la conclusión de que la enseñanza de español como lengua extranjera, más conocido como “el mundo del ELE” provoca en los profesores ciertos cambios vitales que me he permitido resumir (reducir) en fases. ¿Me acompañan?
Fase 1. Enamoramiento: la vida se ve con otros ojos
La primera etapa es la de enamoramiento (casi) incondicional por la labor de enseñar tu lengua y tu cultura a alumnos extranjeros. Es una fase de descubrimiento y aprendizaje sobre “lo tuyo” que te hace empezar a ver el mundo con otros ojos. Y es a fase de descubrimiento de una profesión que, en mi caso, casi desconocía que existía. Para mí fueron los meses en los que encontré una vocación.
Te planteas millones de porqués que antes no te quitaban el sueño, redescubres un país y una cultura, le das sentido a mucho de lo estudiado en la carrera, estás atento a las conversaciones a tu alrededor: te preguntas por qué tu amigo ha usado ese tiempo verbal o si es la hora de un café o una cerveza. Te das cuenta de algo muy grande: tu vida es tu objeto de trabajo, tu fuente de inspiración.
Fase 2. Mitológica: el síndrome de Diógenes como una espada de Damocles
Pero además de ser una fuente de inspiración o, precisamente por ello, la vida es una fuente inagotable de recursos: llega la segunda fase, esa en la que todo te parece susceptible de ser llevado al aula, ves un fin pedagógico en cualquier cosa, descubres una utilidad a todo lo que te rodea, la vida es didactizable. Y cuando digo todo quiero decir todo: desde un artículo de un periódico hasta el folleto del supermercado, desde el impreso de inscripción a la piscina municipal a un abanico de colores, desde una bolsa de Lacasitos a un juego de dados, desde la carta a los Reyes Magos a una madeja de lana.
Es la etapa de acumulación material desmedida y ajetreo mental transitorio. Cajas, carpetas, forros de plástico, tijeras, pegamento, cartulinas, máquina de plastificar… y horas, horas, horas. Esta fase termina pasando pero, con frecuencia, se la recuerda con nostalgia. A veces sufrimos recaídas, brotes…, pero hemos aprendido a ser selectivos, a saber qué queremos.
Fase 3. Formación continua
Y superamos la fase 2 cuando descubrimos la necesidad de formación continua. Ya no nos contentamos con inventarnos un platillo para calmar el hambre, queremos hacer un curso de cocina. Ya nos hemos cansado de sobrevivir a base de comida rápida, nos apetece ir a un buen restaurante.
Sinceramente creo que pocos profesionales están tan bien formados y tan actualizados como los profesores de lenguas extranjeras y, en concreto, como los profesores de ELE. Jornadas, encuentros, congresos, foros, cursos presenciales, cursos a distancia, cursos semipresenciales, másteres, expertos…, la oferta es enorme (¿excesiva?) y las ganas de invertir horas, días, fines de semana y vacaciones en dicha formación me hace pensar en que sea una enfermedad y/o vicio. Pero una enfermedad o vicio necesario y gratificante que te hacen crecer, que te ayudan a confirmar creencias e intuiciones propias y que te abren puertas a nuevas dimensiones. De ese modo accedí a la gramática cognitiva, a la era post-método, a la competencia digital, al enfoque léxico, a las colocaciones léxicas o, más recientemente, a la gamificación. Crecer, crecer, crecer.
Fase 4. La sala de profesores no tiene puertas
Y te das cuenta de que la sala de profesores del centro donde trabajas no tiene puertas. Tienes un PLE, es más, tienes un PLN…, ¡y tú sin saberlo! Un blog en el que compartes tus reflexiones, inquietudes y materiales; tu cuenta de Twitter que se va llenando de profesionales de gran capacidad que te ayudan a crear un filtro de calidad a toda la información que hay en la red; tu perfil en Facebook fusiona lo personal y lo profesional de un modo natural. Las redes sociales son las personas que las conforman y las relaciones que se establecen entre ellas: cooperación, intercambio, formación, encuentro, iniciativas, sinergias, colaboración.
Estas líneas son el fruto de todo lo vivido, de todas estas fases por las que he pasado, por las que tal vez otros profesores también hayan pasado o estén pasando. De todas ellas queda algo. Tal vez no se acaban de superar definitivamente sino que van mutando y van conformando a la persona que somos. En mi caso, así ha sido.
José Ramón Rodríguez
Enforex
jramonele.com (http://jramonele.blogspot.com.es/)
Málaga, junio de 2015