Reseña invitado

RutaEle ofrece un nuevo número de gran interés para el profesorado de ELE. Esta ocasión brinda la oportunidad de reflexionar sobre los grandes cambios que han acaecido en la enseñanza-aprendizaje de lenguas. Ya dejamos atrás los métodos que nos querían convencer de que escuchar muchas veces un diálogo bastaba para mejorar la competencia comunicativa del aprendiente e incluso algunos se atrevían a manifestar que una vez finalizado un curso equivalía a una estancia de varios meses en el país de la lengua meta.
La competencia comunicativa y en especial la oral, relegada durante mucho tiempo a un lugar secundario, toma la primacía hoy en día. Las tecnologías, las comunicaciones electrónicas y las redes digitales han transformado nuestra forma de trabajar tanto en el mundo empresarial como en el entorno educativo, donde el aprendizaje exige un nuevo docente preparado ante estos retos.
Las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) nos ofrecen además la posibilidad de comunicarnos con hablantes nativos de otras lenguas y culturas en situaciones de la vida real; por todo ello, la integración de la tecnología en el estudio de ELE es un hecho necesario, pero lo fundamental es saber cómo llevarlo al aula de manera eficiente y significativa para los estudiantes y, al mismo tiempo, satisfactorio para el profesorado.
Las TIC ponen a nuestra disposición diversas herramientas de colaboración como las wikis, los blogs, las redes sociales… recursos orientados a la interacción y al intercambio de ideas que, por supuesto, conlleva un cambio de paradigma pedagógico, donde el alumno no es un receptor pasivo sino activo y responsable de su propio proceso. Su incorporación en el estudio de una lengua extranjera no garantiza la efectividad en los resultados de aprendizaje; la planificación, la selección de medios y recursos interactivos, así como las técnicas, métodos o enfoques que emplee el docente son parte fundamental del proceso, por lo cual, tienen que estar bien seleccionados y justificados según el contexto, el perfil del alumno, etc., para lograr el desarrollo de la competencia comunicativa del alumno.
El Marco común europeo de referencia para las lenguas (MECRL) reconoce la importancia de la tecnología en el aprendizaje plasmado en la petición a los gobiernos de los estados miembros de la Unión Europea, cuando indica que faciliten el pleno uso de la tecnología de la información y que eviten los peligros que pueda ocasionar la marginación de aquellos que carezcan de las destrezas necesarias para comunicarse en una Europa interactiva. De hecho, cuando el documento menciona los canales de comunicación que la enseñanza debe cubrir, incluye no solamente los medios impresos, manuscritos y audiovisuales, sino que tiene espacio asimismo para la videoconferencia y los medios dependientes del ordenador como el correo electrónico. Actualmente, podríamos incluir muchos más, entre ellos el chat, el foro, la wiki… y otros recursos que permiten integrar diferentes destrezas relacionadas con el uso de la lengua. A su vez, el MECRL, incluye la capacidad de utilizar nuevas tecnologías entre las destrezas necesarias para aprender a aprender.
Son muchos los estudiosos que afirman que en educación el trabajo cooperativo on line aporta muchos beneficios; Google Docs, entre otras, es una herramienta de trabajo que nos permite crear y realizar actividades colaborativas y llevar un seguimiento en tiempo real. Pero la innovación en la docencia no se basa solo en utilizar estos recursos sino que exige habilidades de investigación, búsqueda, estudio, experiencias, flexibilidad, cooperación… que se pueden lograr con actitudes positivas ante estas herramientas electrónicas y con el apoyo de los organismos correspondientes. Su uso no justifica que estemos implementándolas correctamente ni que estemos al día en nuevos materiales, sino en asumir la necesidad de formarse e informarse sobre sus usos didácticos, lo que es esencial para poder seleccionar los instrumentos más adecuados en cada momento educativo.
La aparición de estos entornos de aprendizaje exige un profesorado preparado ante estas funciones y competencias. Queremos incidir en que no existe un recurso electrónico mejor o peor; según el contexto, la edad y las características del grupo, unos responderán mejor que otros y es el docente el que determinará, de acuerdo con los objetivos a lograr y las particularidades del entorno institucional y del alumnado, los idóneos en cada momento.
En suma, la aparición de nuevos entornos de aprendizaje necesita un profesorado preparado; por ello, animamos a todos los docentes a formarse en aquellos conocimientos que presenten carencias y a buscar alternativas pedagógicas acordes con la situación actual.
Dra. María José Labrador Piquer
Profesora titular de la Universidad Politécnica de Valencia
Valencia, octubre 2013
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