Reseña invitado

Recuerdo que, cuando comencé a dar clases de ELE, siempre trataba de buscar el manual o el material perfecto que me solucionara la vida. Ese que, una vez encontrado, encajara a la perfección en mis clases. Desde entonces, han pasado ya unos cuantos años y, sin embargo, todavía hoy caigo a veces en esas inercias. Pero si algo me ha enseñado la experiencia es que no hay soluciones mágicas.
Así que, en medio de esta incertidumbre, lo más importante es trazar una buena ruta. Una ruta que nos ayude no solo a elegir un buen manual —si esa es nuestra opción— o a producir nuestros propios materiales, sino también a tomar las decisiones apropiadas durante todo el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Y, para trazar una buena ruta, un elemento esencial es una brújula precisa. Probablemente la mejor brújula sea una buena formación. Pero tanto en nuestro mundo de ELE como en otros campos educativos y profesionales, esa formación no debe quedarse en la carrera, los másteres o los cursos iniciales que hagamos. Hoy más que nunca la formación continua del profesorado es uno de los grandes retos a los que nos enfrentamos y la mejor brújula para guiarnos en nuestra ruta.
Internet no solo ha revolucionado el acceso a la información, sino que también ha ayudado a generar redes de profesores conscientes del beneficio que supone compartir su experiencia en el aula y sus conocimientos a través de redes sociales virtuales, blogs y otras plataformas online. ¿Cómo afecta este fenómeno a la formación continua de los profesores de ELE? Ante todo, abre nuevas rutas por las que transitar, rutas en las que lo vital no son ya los cursos de formación a los que se asiste, sino la vitalidad de las redes en las que se participa, la relevancia de los contenidos que se comparten o la singularidad de las reflexiones y los debates que se generan en dichas redes.
Afortunadamente, la comunidad de profesores de ELE no se ha quedado atrás en este aspecto. No hay más que rastrear un poco en Facebook o Twitter para descubrir redes de profesores muy activas. O navegar entre los blogs de algunos profesores de ELE para observar la calidad de los contenidos que se comparten.
Compartir: reflexiones, actividades, dudas, soluciones… Probablemente esa sea la mejor brújula que puede tener un profesor de ELE para guiarse por la ruta de la formación continua. Un aprendizaje a lo largo de toda la vida, cada vez más informal, abierto e invisible. Un aprendizaje en el que iniciativas como RutaELE pueden ser grandes aliadas.
Compartir: en nuestro blog, en nuestro Twitter, en nuestro Facebook… Quizás, al final de todo, deba contradecir una de las ideas con las que iniciaba esta reflexión. Quizás sí existan algunas soluciones mágicas: soluciones en red, soluciones abiertas, soluciones que cuestionan nuestra actividad docente diaria y nos obligan a estar atentos a la ruta de aprendizaje que transitamos. No vaya a ser que nos desorientemos. Aunque lo bueno de perderse cuando formas parte de una red, es que nunca estarás solo.
Guillermo Gómez Muñoz
CIDE. Universidad de Deusto
Profesor de ELE en apuros
Bilbao, junio de 2013
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